¿Llegamos a disipar o a disminuir nuestra angustia? Lo cierto es que no podríamos suprimirla puesto que nosotros mismos somos angustia
Entonces, de repente, ahí estaba, claro como el día: la existencia se había sacado el velo repentinamente. Había perdido de pronto su cualidad abstracta: era la sustancia misma de las cosas. La diversidad de los objetos, su individualidad, era solo una apariencia, un barniz. Y este barniz se había fundido, dejando tras de si monstruosas masas blandas en desorden, desnudas, con una terrible y obscena desnudez